Uno de cada diez trasplantes deriva del tráfico ilegal
MADRID- Mujer pobre o inmigrante sin papeles. Éste es el perfil de la «vendedora de órganos». El comprador, un hombre enfermo, pero acomodado, concierta la cita con una organización mafiosa y países asiáticos o latinoamericanos son el escenario donde se produce el intercambio. Hasta un 10 por ciento de los trasplantes de órganos que se llevan a cabo en el mundo sigue este procedimiento fraudulento, según la Organización Mundial de la Salud. Ésta es la conclusión del documento sobre tráfico de órganos que aprobó ayer la ONU. Las Naciones Unidas, por primera vez, acordaron ayer aunar fuerzas para combatir este fenómeno que crece en los países más subdesarrollados y se ha alimentado con la llegada de internet. Así lo explicó ayer Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y uno de los cuatro autores del documento. «Ésta es la primera revisión exhaustiva de la situación del tráfico de órganos. Hasta ahora la ONU se había involucrado en el tráfico de personas, con fines laborales o sexuales, pero ahora ha decidido mirar hacia el tráfico de seres humanos con el fin de comercializar sus órganos», asegura Matesanz. Junto con Beatriz Domínguez, otra médico de la ONT, la abogada austriaca Carmen Prior y Arthur Kaplan, experto en Bioética de la Universidad de Minneapolis, en EE UU, ha elaborado un texto que desgrana mitos y realidades de este fenómeno. Los autores sacan a relucir «leyendas urbanas», como la del hombre «al que narcotizan y cuando se despierta le falta un riñón». Pero también revelan otras realidades menos conocidas. Por ejemplo, la «discriminación de género». «Hay más mujeres que venden sus órganos y más hombres que los compran. Esto ocurre, sobre todo, en países como Pakistán, China o Filipinas», explica el director de la ONT. También la inmigración clandestina e internet son caldo de cultivo para estas prácticas. «La red ha facilitado la comunicación entre vendedores y compradores y, aunque los controles que existen en la UE hacen que estas transacciones sean inviables, han aumentado las ofertas». La solución al problema, en opinión de la jurista que ha participado en el informe, no pasa por una legislación especial, sino porque los países se involucren en la prevención. Y, sobre todo, en aumentar la disponibilidad de órganos para trasplantes, «que es lo que hemos hecho en España», explica Matesanz. Porque sólo una de cada 10 personas que necesitan someterse a esta intervención finalmente lo consigue.
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